Yo siempre pensé que lo que la gente pensara no me importaba, tal vez lo que no me importaba era la gente.
Yo he sido siempre una persona muy afortunada, he contado siempre con el apoyo de mis amigos y familia, tal vez es por esta razón que lo que la gente pensara no tenía importancia para mí.
Incluso; mi anterior y única pareja, demostró siempre una fe inmutable en mí, en mi actuar y en mi potencial; incluso en los momentos en los que nuestra relación no era la mejor. Siempre su fe en mi fue un motivo de reproche.
Hoy, cuando alguien que me interesa y que ha tenido la oportunidad de conocerme me manda al carajo, me da la sensación de estrellarme con el mundo. Sólo una vez he estado en un accidente de auto, pero la desaceleración que sentí en ese momento en lugar de asustarme, me lleno de adrenalina. Esta vez no fue para nada gracioso, la sensación de impotencia y soledad me invaden.
Emocionalmente soy un niño en muchos aspectos, las privilegiadas condiciones en las que crecí, tal vez no cumplieron su papel de prepararme para enfrentarme con el mundo. Afuera el mundo no es color de rosa y lo he descubierto, no de la mejor manera.
Por fortuna, el apoyo que he recibido, que NO cumplió su papel de prepararme para el mundo; ahora me brinda soporte para estos momentos no tan suaves de mi vida.
Amanecerá y veremos, sólo el tiempo puede decir la ultima palabra esperemos que mañana el horizonte se despeje.
Fin de la pateticada.