jueves, enero 24, 2008

¿Cuanto pesa una mirada?

Placidamente sentado, el tibio sol de la mañana cae sobre sus hombros a través de la ventana del vagón, su mente perdida lo aleja del tumulto de personas que suben y bajan. El tiempo corre, su clase lo espera, el camino desde la estación a su bloque le tomara 10 minutos, aun faltan 8 estaciones. "Próxima estación Poblado" cree escuchar.


Su paz se rompe, una sensación de incomodidad se apodera de él, hace solo 5 segundos hubiese podido venírsele el mundo en cima y no se percataría. La sensación extraña no le es ajena, pero de donde puede venir. No es la primera vez que la experimenta, antes había sido victima de situación similar.

Podía recordarlo, en lo profundo de se mente, recordaba la primera ocasión en al que se prcato de que esto pasaba.

Era aun un estudiante de colegio, él y sus compañeros habían sido llevados a recorrer el museo de historia de una ciudad vecina. En el pabellón republicano, mientras observaba la colección de armas revolucionarias detrás del el cristal, una sensación extraña recorría su abdomen; hasta ese momento había prestado atención a cada una de las palabras del guía de turno, pero a partir de entonces, sólo podía pensar en esa sutil incomodidad que sentía, no sabia por que, pero no le era posible conservar la calma.

Decidió apartarse del grupo y sentarse en una de las bancas del patio, pero la sensación no desaparecía, su inquietud era latente. Su mirada recorría presurosa el espacio; entonces se percato, una mirada extraña se encontraba fijada en él, uno de sus compañeros, retrasado también del grupo le miraba. Antes habían coincidido en tiempo y espacio, pero la sensación era completamente nueva, la mirada que recibía no era la habitual.

El día de hoy, un sujeto con el que alguna vez coincidió en alguno de los lugares de encuentro de la ciudad, le recordaba y le miraba fijamente.

Los 10 minutos que debía caminar y la clase que le esperaba salieron de su mente, sólo la pesada mirada le preocupaban. Como 6 años atrás la inquietud y la incomodidad se apoderaron de él. Su tranquilidad, se quedo en la estación poblado, los siguientes 15 minutos fueron eternos.

Alguien de verdad sabe ¿cuanto puede pesar una mirada?, esa sensación profundamente incomoda que le produce a uno que alguien le este mirando de una forma no muy deseada (por uno), a veces y sólo a veces aguanta que lo vean a uno con un poco de deseo, pero eso de que lo vallan empelotando a uno con la mirad es bastante incomodo, por lo menos para mí.

Y lo peor de todo es que termina uno comportándose como una perfecta hueva, sobre todo si el man que me esta viendo me gusta.

jueves, enero 17, 2008

Vuelta a tras


Cuando nos ponemos a pensar en la lejana época de la escuela, muchos recuerdos llegan a nuestra mente; las "figuras de acción" (Muñecas para niños) de G A Joe, las tardes jugando en el Súper Nintendo, los juegos de pelota en los parques. En mi caso particular recuerdo muy particularmente, las ocasiones en las que del Matadero Municipal se escapaban las reses y nos veíamos obligados a treparnos a los árboles para salvar la vida.

Pero algo más viene a mi mente, el mancito con el que compartí los primeros 5 años de vida escolar, Mr. A. La familia de Mr. A se cambio de ciudad y en ese momento perdimos contacto; realmente nunca tuvimos una relación particularmente estrecha, pero el escaso numero de estudiantes en el salón de clase, hacia que la comunicación entre nosotros resultara fácil.

En los siguientes años escolares, la imagen de Mr. A, se opaco por un nuevo y mas numeroso grupo de compañeros, con quienes poco o nada compartí; mi grupo de amigos era bastante reducido y en cierto modo compacto. Los demás años de colegio pasaron y los nuevos amigos desplazaban en tiempo a los más antiguos.

Ya en al Universidad, por cuestiones de azar, coincido con Mr. A en una estación de metro de la ciudad, desde el lado opuesto de las vías del tren, simplemente lo contemplo en silencio. Esta situación detona en mi mente un sin fin de recuerdos: miradas furtivas, prácticas deportivas e interminables tarde de juego regresan a mi mente.

Su recuerdo reluce nuevamente en mi memoria, como plata recién pulida, todas aquellas imágenes regresan con el esplendor de antaño y una extraña sensación recorre mi cuerpo, el recuerdo de una de mis primeras fijaciones románticas. Él, sigue igual, no me engañaban mis recuerdos, Mr. A es un man re kimby.

Las nuevas redes sociales en línea, me permitieron hurgar un poco en su vida; sigue siendo un deportista, su pasión por el fútbol, ahora comparte el tiempo con los patines; sus trabajo ha de ser una tentación constante; sigue siendo hijo único.

La memoria de aquel encuentro me acompaña, su coqueteo con las nenas que lo acompañaban era evidente, a pesar del ruido de la gente y la distancia. Mr. A, desafortunadamente. . . es hetero.

¿Nace o se hace?

En estos días de vacaciones, que me pase varios días por fuera de mi casa, tuve la necesidad de obtener el máximo rendimiento de la batería de mi cel, razón por la cual opte por no escuchar la galería de música de mi del y reemplazarla por la radio.

Dando vueltas por las estaciones del FM de la ciudad, me tope con varias opciones bien particulares y que se han convertido en mi nuevo entretenimiento. Lo que me entretiene de estas estaciones, no es tanto la música; lo realmente divertido resultan ser las intervenciones de los oyentes y sus historias.

Estas intervenciones son de todo tipo, en algunos casos, bastantes subidas de tono. Sin dejar de lado la labor de varios de los locutores, personajes bien pintorescos. Entrada la noche, la llamada de una de las oyentes, hizo sonrojar a muchos. Al ser interrogada sobre sus fantasías sexuales, la respuesta fue bastante controvertida; pues para ella, su deseo mas profundo implicaba que su hermano le viera mientras triaba y este, a su vez, masturbándose.

Pero la razón, por la que mi nueva afición por la radio, es motivo de comento en este espacio; aparte de lo mucho que me divierte escuchar el sin fin de historias y desvaríos de los oyentes, fue una intervención hecha ayer en "La X".

En "Noches X", un programa emitido en esta estación de lunes a miércoles en el horario de 10:00 p.m. a 3:00 a.m.; la participación de los oyentes es el motor dinamizador del programa. Una intervención en particular, llamó despertó mi interés.

Tras varias respuestas bastante tontas al cuestionario del día, uno de los oyentes pone de presente su inclinación homosexual, situación a la cual siguió una serie de interrogantes y un tono que me pareció bastante ofensivo. Preguntas como "¿Como se hizo UD homosexual?", "¿Es que UD tiene fuerza?" y "Si yo le pusiera a Ud de frente una vieja, así bien linda y bien buena, Ud seria capaz de hacer?".

Para alguien que ha sido DJ residente de una de las discotecas Gay más exitosas de la ciudad, el tono y las preguntas me resultaron bastante inapropiados. Este señor, podríamos decir que resolvió la gran pregunta, "¿Un marica nace ó se hace?", hay que preguntarle a hora si sabe ¿qué fue primero, el huevo o la gallina?.

De este señor no esperaba más, pues fue el protagonista de uno de los protagonistas de una de los episodios de discriminación que más recuerdo y al que ya me he referido en anteriores oportunidades.

Nuevamente gracias a quienes se tomas el tiempo de leerme, les ofrezco disculpas por la falta de regularidad y por dedicar mis líneas a temas tan diferentes a los que he tratado antes.