
Su paz se rompe, una sensación de incomodidad se apodera de él, hace solo 5 segundos hubiese podido venírsele el mundo en cima y no se percataría. La sensación extraña no le es ajena, pero de donde puede venir. No es la primera vez que la experimenta, antes había sido victima de situación similar.
Podía recordarlo, en lo profundo de se mente, recordaba la primera ocasión en al que se prcato de que esto pasaba.
Era aun un estudiante de colegio, él y sus compañeros habían sido llevados a recorrer el museo de historia de una ciudad vecina. En el pabellón republicano, mientras observaba la colección de armas revolucionarias detrás del el cristal, una sensación extraña recorría su abdomen; hasta ese momento había prestado atención a cada una de las palabras del guía de turno, pero a partir de entonces, sólo podía pensar en esa sutil incomodidad que sentía, no sabia por que, pero no le era posible conservar la calma.
Decidió apartarse del grupo y sentarse en una de las bancas del patio, pero la sensación no desaparecía, su inquietud era latente. Su mirada recorría presurosa el espacio; entonces se percato, una mirada extraña se encontraba fijada en él, uno de sus compañeros, retrasado también del grupo le miraba. Antes habían coincidido en tiempo y espacio, pero la sensación era completamente nueva, la mirada que recibía no era la habitual.
El día de hoy, un sujeto con el que alguna vez coincidió en alguno de los lugares de encuentro de la ciudad, le recordaba y le miraba fijamente.
Los 10 minutos que debía caminar y la clase que le esperaba salieron de su mente, sólo la pesada mirada le preocupaban. Como 6 años atrás la inquietud y la incomodidad se apoderaron de él. Su tranquilidad, se quedo en la estación poblado, los siguientes 15 minutos fueron eternos.
Alguien de verdad sabe ¿cuanto puede pesar una mirada?, esa sensación profundamente incomoda que le produce a uno que alguien le este mirando de una forma no muy deseada (por uno), a veces y sólo a veces aguanta que lo vean a uno con un poco de deseo, pero eso de que lo vallan empelotando a uno con la mirad es bastante incomodo, por lo menos para mí.
Y lo peor de todo es que termina uno comportándose como una perfecta hueva, sobre todo si el man que me esta viendo me gusta.