jueves, julio 25, 2013

Esta madrugada tuve un sueño bastante particular. No soy alguien particularmente impresionable, es más, mi empleo me ha hecho sumamente desconfiado y un poco duro (no se di duro sea la palabra adecuada), pero es difícil conmoverme por estos días.

Habiendo nacido en una familia de extracción humilde, no me han sido particularmente ajenas las afujias económicas; es por esto que no me impresionan estas situaciones de manera particular. Con ocasión de mi trabajo debo de manera permanente estar en contacto con personas y familias que se encuentran en condiciones bastante difíciles.

En las condiciones de mi país, siempre nos encontramos con personas que pretenden abusar de los programas y servicios de las diferentes entidades que atienden población vulnerable; es así como a diario vemos noticias con escándalos de una y otra índole. No pretendo de ningún modo generalizar, es mas a diario me encuentro con familias y personas a las que y por las que me gusta mi trabajo. Familias en las que tenemos un gran impacto y a las que con los medios de los que disponemos podemos ayudar e impactar de un modo productivo. Son estas familias por las que con gusto me aguanto los madrasos, las condiciones a veces adversas en las que trabajamos y por las que me levanto contento cada día para ir a trabajar.

No obstante lo anterior, no había nunca tenido un sueño como el que me motiva a escribir el día de hoy, por lo general mis sueños son auto complacientes y algunas veces hasta carentes de sentido. Esta madrugada me despertó un sueño bastante peculiar. Soñaba que me encontraba en mi lugar de trabajo, en el que atendíamos una familia compuesta por una mujer joven, una abuela y un par de niños, uno de los cuales nunca soltó la madre, la condición de esta familia me afecto de tal modo en el sueño, que estalle en llanto un llanto que reflejaba una profunda agonía y sentimiento de impotencia.

Mucho tiempo ha pasado desde la ultima vez que llore, no recuerdo tampoco una vez en la que mi llanto halla reflejado tal sentimiento, tal fue mi nivel de aflicción que fue mi propio llanto el que me despertó. Gracias doy a Dios, de no encontrar aun una situación como esta. espero que podamos encontrar la forma de brindar ayuda a las diferentes familias que nos encontremos.  No pretendo de ninguna forma presentarme o a mi programa como "La Madre Teresa", pero espero poder continuar ayudando a tantos compatriotas que de verdad necesitan de nuestro trabajo.

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